-Por Abner Huertas
Hace ya muchos años, inicié a escribir un pequeño libro; quería publicarlo de forma gratuita. El tiempo pasaba, y no había forma en que lo publicara. En una ocasión, una amiga me preguntó sobre ese libro, en ese momento recordé que le había contado sobre ese proyecto. A mi mente vinieron varias respuestas: no tengo tiempo, no me he sentido con ánimo de hacerlo o uno de mis favoritos: tengo mucho trabajo.
La verdad era diferente: había sido perezoso en su publicación; este listado de argumentos no es más que una justificación. En el contexto del que te hablo, sobre la publicación, la justificación viene a ser esa traicionera de los sueños; viene a ser el ungüento que nos «sana» la herida de no hacer o decir algo; la justificación, mal empleada, es la excusa que nos impide hacer lo que decimos vamos a hacer.
¿Alguna vez has dicho que vas a hacer algo y después no lo haces? Al igual que yo, sé que te ha sucedido. Ahora, una pregunta muy interesante: ¿Cuál es tu justificación del porqué no lo hiciste? Cuando existe una justificación válida, sabemos el porqué no lo hicimos, sin embargo, cuando esta justificación se convierte en un mar de mentiras que nos decimos a nosotros mismos, entonces se convierte en nuestra enemiga.
No es mi intención hacer de la justificación la mala de la película porque no lo es. El papel que desempeñe lo damos nosotros. La justificación puede construir, pero al mismo tiempo puede destruir. Quizá muchas veces utilizamos la justificación como un medio de defensa contra nuestra propia pereza, ahí es donde la justificación nos destruye.
Cuando nuestros actos tienen una justificación sólida, entonces es capaz de construir. Espero no haberte confundido, al menos no mucho, pero veámoslo de otra forma: quizá lo más difícil es determinar si nuestra justificación es válida, es midiendo las consecuencias.
Si nuestra justificación es solo para solapar nuestra haraganería, es una mala justificación. Si nuestra justificación tiene base fundamentada en evitar otras consecuencias: es una buena justificación.
En mi caso, ¿Qué tipo de justificación crees que di cuando me preguntaron por el libro? Mi justificación no tenía sentido, era una mala justificación porque solo me evitaba hacer lo que decía tenía que hacer.
Por eso considero, a manera personal, que es importante que pongamos en duda los motivos de nuestras justificaciones, puede ser que sean para solapar nuestra responsabilidad, pero si es para evitar consecuencias que sabemos serán malas… entonces tendremos una buena justificación.
¿En qué situaciones tus justificaciones han sido buenas?
¿En qué situaciones tus justificaciones han sido malas?
iDeo® 2015
Foto cortesía de FreeDigitalPhotos.net y Stuart Miles
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