viernes, 31 de enero de 2014

Nuestras Creencias



Por Abner Huertas



Recuerdo varias ocasiones en las cuales me he dicho: “Eso no lo puedo hacer.” O “yo no soy bueno para hablar con otras personas”, y así una serie de frases que tratan de describirme, infortunadamente son expresiones netamente negativas que en ningún momento podrán ayudarme a alcanzar mis objetivos.

¿Te has dicho alguna frase similar en alguna ocasión?, estas frases se convierten en lo que podemos llamar, nuestras creencias.

Cada vez que creamos una frase que nos identifica sea positiva o negativa, tiende a convertirse en algo que creemos sobre nosotros mismos; estas creencias también aplican cuando realizamos alguna “definición” de otra persona con frases como: “ella siempre busca su propio beneficio”, “nunca sería amigo de esa persona, no me agrada su forma de ser”, y así podemos creer definiciones de los demás que después podemos llegar a creer de ellos.

Debemos pensar si realmente lo que pensamos, o mejor dicho, lo que creemos de nosotros mismos o de los demás es una realidad o sencillamente es una ilusión; el problema es que las ilusiones pueden parecer ciertas pero en realidad no lo son.

¿Cuántas veces hemos perdido la oportunidad de alcanzar una meta o un sueño por la descripción que tenemos de nosotros mismos?, ¿Cuántas veces hemos perdido buenas amistades por la descripción que tenemos de los demás?, definitivamente lo que nosotros damos por hecho puede construir o destruir.

Si pudiera estar a la par tuya conversando sobre qué piensas tú de ti, ¿Qué me dirías?, lo que tú crees sobre ti ¿Te edifica?, piensa en esto: cada característica que tu piensas de ti, positiva o negativa, es cierta, porque tú la haces cierta. Por eso me gusta la expresión que dice: “Si tú piensas que puedes o que no puedes, en ambas tienes razón.”, Una de las bases principales sobre la cual se asienta nuestra confianza y fe en nosotros está en lo que creemos de nosotros. 

Asimismo, la base principal que puede ayudar a una persona a la cual tú conoces está en lo que tú crees de ella. Medita en esto un momento, ¿Cómo te sientes cuando estás a la par de una persona que piensa lo mejor de ti?, al menos en mi caso, me siento que puedo hacer muchas cosas, siento que soy casi invencible; y todo porque alguien cree en mí.

Ahora imagina que esa persona eres tú. Imagina que te estás dando aliento todos los días, y que siempre te dice “tú puedes”, ya que tú eres el primero que debe creer que tú puedes. ¿Qué harías si tuvieras toda la confianza del mundo?, sé que muchas cosas, pero esa confianza hay que alimentarla, y se comienza por alimentar la fe que tú tienes en ti mismo.

Siempre he dicho que la persona con la que uno convive todo el día es con uno mismo. ¿Qué tal si empezamos por decirnos lo valiosos que somos y lo mucho que creemos en nosotros?, los logros no sólo se miden en los bienes materiales que consigues, sino también en el estado de paz que puedes alcanzar contigo mismo. 

Hace algún tiempo leí una anécdota que quiero compartir contigo, no sé quien sea el autor, pero la misma nos da una gran lección de lo que es confiar en uno mismo y en tus habilidades. La anécdota dice así:

“Un cachorro, perdido en la selva vio un tigre corriendo en su dirección. Comenzó entonces a pensar rápido, para ver si se le ocurría alguna idea que le salvase del tigre. Entonces vio unos huesos en el suelo y comenzó a morderlos. Cuando el tigre estaba casi para atacar, el cachorro dijo en alto:

- ¡Ah, este tigre que acabo de comer estaba delicioso!

 El tigre, entonces, paró bruscamente y, muerto de miedo, dio media vuelta y huyó despavorido mientras pensaba para sí:

- ¡Menudo cachorro feroz! ¡Por poco me come a mi también!

Un mono que había visto todo, fue detrás del tigre y le contó cómo había sido engañado por el cachorro. El tigre se puso furioso y dijo:

- ¡Maldito cachorro! ¡Ahora me la vas a pagar!

El cachorro, entonces, vio que el tigre se aproximaba rápidamente a él con el mono sentado encima y pensó:

- ¡Ah, mono traidor! ¿Y qué hago ahora?

Comenzó a pensar y de repente se le ocurrió una idea: se puso de espaldas al tigre y cuando este llegó y estaba preparado para darle el primer zarpazo, el cachorro dijo en voz alta:

- ¡Será perezoso el mono! ¡Hace una hora que le mandé para que me trajese otro tigre y todavía no ha vuelto!”

Este cachorro nos enseña varias lecciones, pero la que quiero sacar a relucir es que él creyó en él mismo, y no le importó que un animal feroz, que bien hubiera podido devorarlo, lo amedrentara.


¿Te animas a creer más en ti?

Foto cortesía de FreedigitaPhotos y FrameAngel

lunes, 27 de enero de 2014

Las emociones se contagian



Por Abner Huertas



Recuerdo que una ocasión estaba en mi oficina trabajando en un proyecto, para serte franco me encontraba muy agobiado, no lograba solucionar el problema que tenía enfrente, y una de las características de los proyectos es que tienen que salir en tiempo.

Debido a esta situación mi humor estaba histérico, cuando en ese momento apareció mi jefe, pero al comentarle el caso creí que se molestaría, pero en cambio lo tomó con buen sentido y lo único que dijo “ya va a salir”. Increíblemente mi propio humor cambió, se contagió y al poco tiempo logré resolver.

En ese momento no le había dado mayor importancia a esa breve situación, pero ahora me doy cuenta que es un claro ejemplo de una gran verdad, y es que las emociones se contagian.

Cada uno de nosotros somos seres de emociones, en algunas ocasiones funcionamos como emisores de emociones y en otras ocasiones como receptores de emociones. Cuando hay un problema en algún grupo y alguien llega con buen sentido del humor manteniendo la responsabilidad y seriedad que requiera esa situación, ese buen humor se contagiará a todos, pero al mismo tiempo puede ocurrir lo contrario y una persona con malas emociones puede contagiar al resto del equipo.

En noviembre de 2008, Dallas Wiens se encontraba pintando en la parte de afuera de la iglesia a la cual asistía. Se había subido a un equipo que lo elevaba para poder pintar la parte superior de la misma cuando sin querer tocó uno de los cables de alta tensión provocándole graves quemaduras y la pérdida total de su rostro. Milagrosamente Wiens sobrevivió y pasó varios meses de su vida prácticamente sin rostro.

Quizá te preguntes qué relación tiene esta historia con el hecho de que el humor se contagia. Pues he aquí el porqué. Tres años después del accidente Wiens fue candidato para que se le realizara el primer transplante de rostro en los Estados Unidos. Los médicos no daban garantía de que aquello fuera a funcionar, pero Wiens los llamó antes de que iniciaran la operación y les dio a los médicos palabras de ánimo, él no se estaba dando por vencido y ellos tampoco debían hacerlo.  Uno de los médicos dijo posteriormente que el buen humor que llevaba Wiens los ayudó a llevar la operación de una manera diferente resultando ésta exitosa.

En cada situación que vivamos podemos ser portadores de buenas emociones, y a la vez, podemos estar abiertos a buenas emociones cuando nos encontramos experimentando algún valle donde lo único que podemos ver es lo negativo.

Por ello te invito a que seamos portadores de buenas emociones, cuando veas a alguna persona portadora de malas emociones sencillamente no las adoptes y mantén las buenas emociones que llevas contigo.

lunes, 6 de enero de 2014

El sentido de la vida



Por Abner Huertas





Hay una etapa en nuestras vidas cuando nos llegamos a preguntar: ¿Cuál es el sentido de mi vida?, es una pregunta válida, es más, es una pregunta que considero debemos realizarla, pero lo más importante es ser intencional en buscar cuál es la respuesta.

En un artículo anterior escribí sobre “Cuándo será el día en el que empezarás a vivir” en éste discurríamos sobre la importancia de conocer cuál es el propósito de nuestras vidas. Ahora es el turno de que podamos llegar a conocer cuál es el sentido de nuestra vida.

Primero debemos de considerar cuál es la diferencia entre conocer el sentido de la vida y otra cuál es el propósito de nuestra vida.

El sentido de la vida es ese descubrimiento de si nuestras vida en lo general o particular encaja en un patrón general y coherente. El propósito de nuestra vida responde a la pregunta ¿Por qué? O ¿Para qué?

El sentido de la vida es el significado que buscamos darle al cómo podemos contribuir con con dejar algo de valor en la vida de otras personas y cómo ese se conecta en un sentido espiritual. Al igual que el propósito de la vida el sentido de la vida se debe de descubrir.  

Para descubrirlo se requiere de comprometernos con nosotros mismos a encontrar cuál es ese significado al  cómo encajo yo con este mundo. El propósito de la vida da las herramientas para que podamos tener una vida con significado.

Algo muy importante es que existe un sentido de la vida para cada momento en el que vivamos; inclusive en las situaciones más intensas podemos tener un sentido en nuestra vida.

Quizá tú te estés preguntando lo mismo que yo me pregunté cuando escuché que existe un sentido o un significado en nuestra vida inclusive en aquellas situaciones más dolorosas, y aunque pareciera equivocado, cada situación en nuestra vida tiene un sentido hasta esas situaciones que nunca has querido sufrir.

En su biografía “El hombre en busca de sentido” Frankl habla sobre su experiencia en los campos de concentración, lo que lo ayudó a él, así como ha muchos de los que lo acompañaban, fue encontrar un sentido a lo que estaban viviendo. Para uno de los prisioneros, su sentido era dar algo a la sociedad, él era un traductor prolífico y estaba ante la situación que no había terminado de traducir unos libros sobre geografía, la idea de culminar esas traducciones le dio sentido a soportar más tiempo y salir con vida de esos campos de concentración.

Otro ejemplo de cómo podemos encontrar un sentido a la vida en cualquier situación, es el caso de una persona que había quedado viuda. Él era un doctor reconocido y su esposa había fallecido unos meses atrás, como ser humano se encontraba devastado en su interior, él amaba a su esposa. Esta persona se acercó a Frankl para decirle que su vida carecía de sentido sin tener a su esposa a su lado. Frankl le realizó tan sólo una pregunta: ¿Qué hubiese sucedido si tú hubieras fallecido antes que tu esposa?, ante esa pregunta el doctor respondió que ella estaría devastada y que lo que él más lamentaría sería que ella no podría valerse por ella misma ya que dependía de él.

Esa declaración hizo que el doctor encontrara un sentido al porqué su esposa había fallecido primero, y eso le dio el sentido que tanto esperaba para poder continuar con su vida.

Como discurríamos al inicio, el sentido de la vida es algo que debemos buscar. Y para ello podemos valernos de tres valores con los cuales nos ayudará a darle un sentido a nuestra vida, desde encontrar un sentido general a para nuestro ser y un sentido para cada situación.

Estos valores son llamados de creación, de experiencia y de actitud.

La creatividad me ayuda a dar forma a mi sentido de la vida

Cuando hablamos de creatividad indudablemente hablamos de nuestra capacidad de crear.  Hace algunos años (ya varios) yo me dedicaba a la programación de computadoras, en una ocasión le contaba a un amigo cómo con creatividad había logrado crear un programa, él se quedó atónito y me preguntó “¿Con creatividad?”,  “sí” le respondí, a lo que me contestó “Creía que la creatividad sólo era para las artes.”

Muchas personas consideran que la creatividad es exclusivamente para las artes como la música, la danza, la pintura, la escritura; pero la creatividad da mucho más allá de esto. La creatividad es nuestra capacidad de crear nuevas cosas, de crear algo inexistente. Cuando tú descubres o inventas una nueva forma de hacer una cosa  ahí estas poniendo en acción tu creatividad.

Cuando hablamos de la creatividad en encontrar nuestro sentido en la vida, es precisamente el crear nosotros mismos ese sentido de la vida; se refiere a qué puedo yo como ser humano dar a los demás, en otras palabras es responder a la pregunta ¿Qué puedo ofrecer a los demás (sociedad)?.

Cuándo descubres ese “qué puedo ofrecer” habrás encontrado ese para qué estoy en este mundo. ¿Cómo puedes crear algo? Es sencillo, mira tus talentos, mira tus dones, mira todo aquello que tú tienes y nadie más tiene. Usando todos esos regalos con los que naces puedes crear algo para ofrecer a los demás.

Cuando estás claro de lo que puedes ofrecer, habrás encontrado un sentido en la vida.

La experiencia que tengo le da sentido a mi vida

Todos hemos atravesado situaciones en las cuales, si bien es cierto, hemos sufrido, en otras quizá no, pero lo cierto es que cada una de estas situaciones nos han dado experiencia.

Podemos decir que la experiencia es todo aquello que hemos recibido de los demás, todo aquello que el mundo nos ha ofrecido y que hemos adoptado.  Lo clave es preguntarnos ¿Qué he hecho con lo mucho que he aprendido.?

En otra ocasión hablaba con una mujer quien me contaba como había atravesado situaciones difíciles en su vida, desde haber quedado embarazada a temprana edad a tener que mantener sola a sus hijos. Había llegado a un punto en el cual veía que su vida que no tenía ningún sentido, culpaba a los demás por aquello que le había tocado atravesar. En ese momento le realicé una pregunta: ¿De todo esto que has aprendido cómo lo puedes aprovechar para el bien de otros?, increíblemente cambió su expresión sabía que toda esa experiencia la podía ayudar a hablar con otras mujeres en situaciones similares, le encontró un sentido a su vida a través de esa experiencia.

De la misma manera existen casos como el de Nick Vujicic, quién agradece a Dios por haberle dado la experiencia de haber nacido sin brazos y sin piernas, porque gracias a eso es lo que le está dando el sentido a su vida traduciéndola en ayudar a otras personas.

Sería interesante que analicemos todas esas experiencias que hemos tenido a través de la vida. Muchas de ellas nos podrán dar una luz sobre cuál es el sentido de nuestras vidas. 

La actitud que tomo le da sentido a mi vida


Como te comentaba al inicio del tema podemos encontrar un sentido a nuestra vida en cada situación que vivimos, por ello es importante la actitud.

La actitud que adoptamos en las circunstancias, incluso las más difíciles, tendrán un impacto en nuestra vida. Créeme que inclusive para mi sería muy difícil encontrar un sentido en una situación dolorosa, pero sí se puede encontrar, basta con buscar internamente y tener claro que a pesar del dolor hay un sentido en todo.

Hellen Keller fue mundialmente reconocida por ser una mujer que se destacó como escritora a pesar de ser sordo-ciega . Desde que tenía aproximadamente dos años de edad, Hellen sufrió una enfermedad que la privó de su vista y de su oído, como consecuencia tampoco aprendió a hablar. Sin embargo, y gracias a la ayuda de su institutriz, Hellen encontró un sentido a su vida en esa situación.

Con el tiempo Hellen aprendió a “escuchar” a través de la dactilopatía, que es una forma de hablar con símbolos que haces sobre sus manos, ella aprendió a comunicarse con el lenguaje de los símbolos, aprendió braille, aprendió a escribir a máquina de escribir y por último aprendió a hablar.  Ella iba con su institutriz a muchos lugares a dar su testimonio y a impulsar a otras personas diciéndoles que los límites están en la mente y que a pesar de la situación que se atraviese o que tocó vivir se puede encontrar un sentido en la vida.


Conclusión

¿Notaste algo en común en los tres valores? Todos hablan sobre dar algo a los demás. Y es que parte del sentido de la vida requiere ver más allá del ego para centrarse en la vida de otras personas.

Recuerda que tú puedes crear tu sentido de la vida por medio de lo que tú ya tienes. Puedes devolver algo de toda aquella experiencia que has adquirido en tus años de vida, no importa cuántos sean, tú tienes algo para dar.  Y por último, puedes tener un sentido en la vida en cualquier situación que pases.


Descubre tu sentido de la vida.

jueves, 2 de enero de 2014

Las Fortalezas de la Integridad -Libro corto sin costo-



Con la visión de fortalecer tu vida, en este libro aprenderás cuatro Fortalezas que te inspirarán a ser hoy una persona mucho mejor que la que fuiste ayer.  Son cuatro fortalezas que están implícitamente en nuestras vidas de las cuales nosotros somos los amos y señores de ellas.

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