lunes, 27 de enero de 2014

Las emociones se contagian



Por Abner Huertas



Recuerdo que una ocasión estaba en mi oficina trabajando en un proyecto, para serte franco me encontraba muy agobiado, no lograba solucionar el problema que tenía enfrente, y una de las características de los proyectos es que tienen que salir en tiempo.

Debido a esta situación mi humor estaba histérico, cuando en ese momento apareció mi jefe, pero al comentarle el caso creí que se molestaría, pero en cambio lo tomó con buen sentido y lo único que dijo “ya va a salir”. Increíblemente mi propio humor cambió, se contagió y al poco tiempo logré resolver.

En ese momento no le había dado mayor importancia a esa breve situación, pero ahora me doy cuenta que es un claro ejemplo de una gran verdad, y es que las emociones se contagian.

Cada uno de nosotros somos seres de emociones, en algunas ocasiones funcionamos como emisores de emociones y en otras ocasiones como receptores de emociones. Cuando hay un problema en algún grupo y alguien llega con buen sentido del humor manteniendo la responsabilidad y seriedad que requiera esa situación, ese buen humor se contagiará a todos, pero al mismo tiempo puede ocurrir lo contrario y una persona con malas emociones puede contagiar al resto del equipo.

En noviembre de 2008, Dallas Wiens se encontraba pintando en la parte de afuera de la iglesia a la cual asistía. Se había subido a un equipo que lo elevaba para poder pintar la parte superior de la misma cuando sin querer tocó uno de los cables de alta tensión provocándole graves quemaduras y la pérdida total de su rostro. Milagrosamente Wiens sobrevivió y pasó varios meses de su vida prácticamente sin rostro.

Quizá te preguntes qué relación tiene esta historia con el hecho de que el humor se contagia. Pues he aquí el porqué. Tres años después del accidente Wiens fue candidato para que se le realizara el primer transplante de rostro en los Estados Unidos. Los médicos no daban garantía de que aquello fuera a funcionar, pero Wiens los llamó antes de que iniciaran la operación y les dio a los médicos palabras de ánimo, él no se estaba dando por vencido y ellos tampoco debían hacerlo.  Uno de los médicos dijo posteriormente que el buen humor que llevaba Wiens los ayudó a llevar la operación de una manera diferente resultando ésta exitosa.

En cada situación que vivamos podemos ser portadores de buenas emociones, y a la vez, podemos estar abiertos a buenas emociones cuando nos encontramos experimentando algún valle donde lo único que podemos ver es lo negativo.

Por ello te invito a que seamos portadores de buenas emociones, cuando veas a alguna persona portadora de malas emociones sencillamente no las adoptes y mantén las buenas emociones que llevas contigo.

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