lunes, 16 de septiembre de 2013

La Perseverancia







Las grandes obras son hechas no con la fuerza, sino con la perseverancia.
-Samuel Johnson

Tengo que confesarte que en muchas ocasiones he querido “tirar la toalla” ya no seguir adelante con el plan de crecimiento, o en alcanzar una meta que siempre he anhelado o en algún sueño que hay dentro de mí, y es precisamente en esos momentos cuando recuerdo algo que una vez me dijo una persona en un evento.

En el año 2010 asistí a un evento de líderes en mi ciudad. El evento fue grandioso, no sólo por todo el material que se obtiene y por la experiencia, sino también por lo mucho que queda guardado dentro del corazón. Durante la sesión de preguntas levanté mi mano y les realicé una pregunta: ¿Cómo puedo yo continuar aun cuando no quiero continuar?… la respuesta fue sencilla, con perseverancia.

¿Qué es la perseverancia? Creo que no se requiere una exposición magistral para explicarla porque tú ya sabes lo que significa, sin embargo, es más fácil conocer su significado que ponerla en acción… y ¿Sabes por qué? Te lo voy a susurrar:  Porque tendemos a ser haraganes.

No sé si cuando leíste la palabra “haragán” te impresionó, porque a mí sí  al momento de escribirla, y es cierto, tendemos a no perseverar porque somos haraganes. Quizá tu me dirás que eso no sólo podría ser la única causa, y tienes razón, pero nuestra desidia en alcanzar nuestras metas se lleva el primer lugar y en otros puntos estaría el no tener un enfoque claro o algo que en muchas ocasiones ocurre es que estamos “perseverando” donde no debemos, pero ya discurriremos sobre ello más adelante.

Bueno, entonces sabemos lo qué es la perseverancia ¿correcto?, pero veamos que nos dice el diccionario de la Real Academia Española:

“Perseverar es mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud o en una opinión.”

Veamos esta definición y dividámosla en pequeños pedacitos. Primeramente la perseverancia es mantenerse constante. La constancia es realizar una actividad hasta que se convierta en un hábito. Un ejemplo claro de algo en lo que eres constante es al lavarte los dientes… ¿Recuerdas cómo tus papás fueron constantes cada día para que te los lavaras? La constancia, sin importar que ocurra  algún evento externo, te permitirá hacer lo que te propusiste inicialmente.

Lo segundo dice que es en prosecución de lo comenzado. Cuando doy una conferencia y pregunto a la audiencia cuántos han iniciado algo y nunca lo continuaron, ¿Cuántas personas crees que no levantarían la mano?, ¡ninguna!, todas levantarían su mano algunas hasta levantan las piernas bromeando. Por supuesto yo soy el primero en tener mi mano levantada porque también he tenido proyectos que he empezado pero nunca he terminado, por falta de constancia y perseverancia, y te aseguro que ha habido mucha  haraganería.

Sé que tú tienes grandes metas en la vida, cada día tomas decisiones que pueden marcar tu vida y la de los demás. Pero las decisiones no son nada en la vida si tú no las gestionas con perseverancia. Un poquito de perseverancia es lo que nos hace avanzar en la consecución de nuestros objetivos.

La importancia de la perseverancia radica en que es el verdadero motor que nos hará caminar en nuestro propósito y nos ayudará algún día a alcanzar la realización de nuestras vidas.

Por ello quiero invitarte a que juntos aprendamos un poco más sobre lo que es la perseverancia.


La perseverancia debe tener un objetivo

“La perseverancia es la virtud por la cual todas las otras virtudes dan su fruto.”
-Arturo Graf

Imagina por un momento que estás por construir tu casa, tienes el terreno y todo sólo para contratar a la empresa constructora. Ahora imagina también que la empresa te ofrece construirla pero sin mostrarte algún plano o maqueta de cómo quedaría, ¿Te animarías a construirla?

No hay nada más gratificante que cuando te estás esforzando por hacer algo pero con el objetivo en mente. Sin embargo, cuando no está claro… es esforzarte en vano. John Maxwell decía en una ocasión que lo importante no es trabajar duro sino trabajar sabiamente y lo mismo aplica a la perseverancia.

El enfoque en lo que deseamos alcanzar es lo que nos da la dirección para llegar, y nos dice exactamente en dónde debemos ser perseverantes. Como aquella persona que siempre ha tenido en su mente el convertirse en un profesional y lucha por permanecer en la Universidad hasta lograr el tan preciado título, la perseverancia enfocada rinde frutos.

Recuerdas la palabrita que mencionamos al inicio y que es una de las razones por las cuales no queremos perseverar… ¿la recuerdas? Es la haraganería, ¿Por qué te la recuerdo? Indudablemente todos buscamos siempre descansar, en el momento que escribo esto me siento cansado por una semana de trabajo, me siento gratificado pero aún así cansado, y al llegar a la casa pensé en mejor descansar en lugar de terminar este artículo, también pensé en mejor ver televisión o acostarme a dormir ya que está lloviendo y qué bien se siente dormir cuando llueve, pero recordé esa palabrita… haraganería.

Tendemos muchas veces a preferir los eventos que nos hacen sentir bien pero que al mismo tiempo nos hacen invertir el tiempo en pasatiempos que sólo nos alejan de nuestros sueños porque nos sentimos “cansados”, si tú me preguntaras al momento de escribir si me siento cansado te diré que sí, pero al momento de comenzar a escribir es como si volviera a generar un poco de energía para hacerlo, y es que la verdad, quiero perseverar.

Perseverar cada día, aunque sea un poquito te ayuda a alcanzar la meta, paso a paso. No permitas que la haraganería te gane… por eso sé perseverante en el objetivo que tienes por delante. 

Debes saber en qué ser perseverante

“La victoria pertenece al más perseverante.”
-Napoleón I 

Las metas son buenas, pero deben ser inteligentes. Cuando decides perseverar en algo debes saber que lo que te estás proponiendo es realmente alcanzable.

 Antes de continuar déjame explicar a lo que me refiero con que sea realmente alcanzable. A veces tendemos a ser fantasiosos y creernos la frase que dice: “Tú puedes ser todo lo que quieras”, y la frase es cierta en algunos puntos, pero al mismo tiempo, no en otros. Por ejemplo, si yo dijera voy a perseverar para convertirme en el mejor cantante de ópera de América; para empezar no sé cantar, aunque pasara décadas en el conservatorio mi voz no mejoraría, pero el caso sería diferente si me propusiera ser uno de los mejores escritores de América, porque es algo que puedo hacer y si lo desarrollo mejoraré y llegaré a ser mejor de lo que soy.

Volviendo al primer párrafo, las metas deben de ser:
  • Medibles.
  • Específicas.
  • Tiempo de duración.
  • Alcanzables.


En todo lo que sabes que puedes alcanzarlo sé perseverante pero por sobre todo que sea algo retador, algo en dónde puedas elevar el estándar y sabes que eres bueno, ahí persevera. Ahora, habrá ocasiones que tendrás que hacer cosas que no te gustan para llegar a hacer lo que sí te gusta, ahí debe ser más fuerte tu perseverancia pues estás enfocado y sabes que si lo vences, lo podrás alcanzar.

Pero también habrá situaciones en las que deberás ser inteligente y decidir dejar por un lado algo y tomar otra dirección. Déjame darte un ejemplo, imagina que inviertes US$ 1,000.00, pero al primer mes pierdes US$ 100.00, al segundo mes otros US$100.00, acá tienes la opción de retirarte o perseverar hasta terminar, pero te das cuenta que el pronóstico es que seguirá reduciendo, ¿Qué sería lo más inteligente? Retirar tu inversión y perder lo menos posible. Por eso la perseverancia debe ser inteligente.


La perseverancia viene acompañada de fracasos

¡Caer está permitido. Levantarse es obligatorio!
-Proverbio Ruso

Al inicio hablábamos acerca de que la haraganería es algo que no nos deja perseverar, pero también existe otro factor que nos hace no querer continuar… el fracaso.

¿Recuerdas algún fracaso en tu vida? Imagino que por tu mente han aparecido muchos casos, ¿Cuántos de esos fracasos fueron el causante de ya no seguir perseverando?, hay una expresión que me gusta que reza: “Fracasar está permitido, la derrota es opcional”.

En nuestras vidas podrán haber más fracasos que éxitos, pero no es en sí el fracaso el problema sino la actitud y decisión que tomamos en el fracaso, si estás escribiendo un libro y el primer capítulo…  no te gustó, vuelve a escribir el primer capítulo, pero hay personas que por esa situación ya no perseveran.

A pesar de los fracasos sigue perseverando.

Conclusión

Uno de nuestros mayores enemigos para alcanzar nuestras metas es la haraganería y ésta se vence con la perseverancia.

Perseverar es realizar pequeñas acciones día a día que te acerquen más a la meta, pero para que la perseverancia rinda frutos debe de estar enfocada, tener un objetivo claro. También deberás aprender en qué áreas puedes y debes ser perseverante y en cuáles no.

Por último debemos estar preparados para fracasar, ya que antes de alcanzar lo que queremos tendremos que pasar por varios fracasos.

En tus manos está tu destino… ¿Qué decides?¿haraganear o perseverar?

domingo, 8 de septiembre de 2013

El despertar de los años plateados





Por Abner Huertas


Desde el momento en que nacemos comenzamos a envejecer, algo que nunca nos gusta escuchar, pero al mismo tiempo es algo de lo cual no podremos escapar si una vida larga es la que deseamos alcanzar.

Ahora que somos jóvenes gozamos de gran fuerza y vitalidad. Nos creemos los dueños del mundo, creemos que podemos llegar a ser inmortales, pero la realidad es otra y es que algún día llegará nuestro despertar en los  años plateados cuando nuestro andar sea más lento y nuestros cabellos sean de color gris.

En el despertar de los años plateados las semillas del conocimiento adquieren mayor relevancia. El sabor de la vida adquiere mayor virtud. El valor que tiene el estar vivo adquiere el significado real. Se llega a conocer que la vida es un regalo y no un derecho adquirido.

Pero ahora que somos jóvenes y vemos ese futuro “lejano” tendemos a menospreciar a aquellos que ya están en su despertar de los años plateados fijando nuestra mirada en las pocas fuerzas que tienen sus cuerpos, en la dificultad para vernos, escucharnos y sentirnos  en lugar de fijarla en lo valioso de su conocimiento y de su ser.

Tendemos a ver ese despertar como el renacer de un niño al que hay que regañarlo y nos olvidamos que son adultos con mayor experiencia, dispuestos a compartirla si tan sólo pedimos que ésta sea compartida.

Ahora que somos jóvenes no conocemos el valor que tienen más de 70 años de experiencia, y despreciamos y señalamos su lento andar, deseando dejarlos ocultos por no poder ir a nuestro lado, pero no nos damos cuenta de la herida que les estamos causando.

El despertar de los años plateados es la culminación de una vida bien vivida que puede ser mejorada cuando los jóvenes atendemos a lo que ellos tienen que decir. El despertar de los años plateados merece un reconocimiento universitario, algo más alto que un doctorado porque todo aquel que escuche las palabras de aquellos que están en esos años, podrán  aprender experiencia vivida más que de un texto.

Los que ahora somos jóvenes algún día despertaremos en los años plateados con una claridad sobre la vida, pero también veremos cómo nos discriminarán por el hecho de estar en ese despertar y nos diremos… ¿Por qué no hice algo para cambiar esto cuando aún era joven?