lunes, 30 de diciembre de 2013

Metas cumplidas 2013





Ha finalizado el año 2013, regularmente en estas fechas siempre suelo analizar cuáles de mis metas propuestas cumplí para este año, y puedo decir que de un 100% habré conseguido un 60%, nada mal, pero significa que para el próximo año debo mejorar, pero ¿Por qué muchas veces analizamos nuestras metas hasta el fin de año? Y también ¿Por qué sólo en esta temporada es cuando le prestamos atención a nuestras metas?

Bueno, considero que todos siempre tenemos presente nuestros más profundos anhelos y sueños, pero muchas veces tendemos a ser negligentes con nosotros mismos y esperamos hasta finalizar o iniciar un año para realmente preocuparnos por nuestro futuro. El inconveniente que muchas veces no consideramos es que el tiempo siempre sigue su marcha y entre más tarde comenzamos a trabajar en nuestros sueños, menos tiempo tendremos para disfrutar.

En este año que finaliza sería interesante que analices cuáles de tus sueños cumpliste y también en lo que se refiere a tu propósito ¿qué avances significativos hubo?  Si no puedes tener una respuesta rápida es probable que sólo haya sido un capricho del momento, no lo anotaste y por lo tanto lo olvidaste o sencillamente no quisimos hacerlo.

Pero la buena noticia es que no se necesita un nuevo año para empezar, sino que el momento es siempre y hoy. Sin embargo, creo que nos podemos aprovechar de los sentimientos que emanan de estas fechas para que podamos trabajar.

¿Qué tal si empiezas a escribir tus metas, sueños, anhelos para el próximo año? Sí, tan solo inicia creando un listado de todas aquellas cosas que quieras lograr, cuando finalices la lista a la par de cada meta escribe si esta meta o sueño es: una necesidad, es parte de tu propósito de vida, un sueño, un capricho o un deseo.

Estas categorías te ayudarán a encontrar las prioridades en tu vida, todas aquellas metas que estén en necesidades y propósito son a las que hay que prestarles mayor atención, lógicamente al momento de aplicar la categoría debemos ser muy honestos, y para aquellas categorías que son un capricho o un deseo sencillamente déjalas a un lado, ésas no agregarán valor a tu vida, pero aquellas que son un sueño será bueno dejarlas anotadas y al pasar algunos meses analizar si ese sueño se convierte en una necesidad o en un capricho.

Muchas de nuestras metas propuestas son sólo caprichos y enfocamos nuestras energías en ellas, cuando la mayor parte de nuestra energía debe centrarse en aquellas metas que son una necesidad y que forman parte de nuestro propósito de vida.

¿Quieres ser la persona que debes ser? Enfoca tus energías en las metas de propósito. Recuerda siempre que para llegar a convertirnos en las personas que realmente debemos ser se requiere de mucha intencionalidad y disciplina, la intencionalidad te pone en movimiento pero la disciplina te mantiene en movimiento.

¿Quieres llegar a poseer ese artículo que siempre has necesitado? Entonces arma un plan, divide la meta en pequeños trozos alcanzables y mantén el enfoque en la meta.

¿Quieres cumplir tus metas? Entonces sigue la definición de lo que es una meta. Una meta es:
  • Medible: Tiene que existir alguna forma de medir tu avance. Por ejemplo, si tu meta es “Quiero leer más” en lugar de expresarla así la expresarás: “Voy a leer un mínimo de treinta minutos del libro “El Crecimiento de un Líder”. De esta forma te estás dando el factor de medida.
  • Específica: En el ejemplo anterior de algo muy general lo hicimos más especifico. Entre más específica sea tu meta, tu mente la interpretará mejor.
  • Temporal: Toda meta tiene un período de tiempo limitado. En otras palabras debes ponerle una fecha límite para alcanzarla.
  • Alcanzable: Tus metas deben ser realistas, es decir, no ponernos una meta que de antemano jamás lograremos, debe ser algo alcanzable, imagina si yo te dijera: “En una hora voy a hacer un negocio que me dé 5 millones de dólares en utilidades”, quizá haya personas que lo puedan hacer pero en mi caso sé que no podría hacerlo. Pero supongamos que estoy acostumbrado a lograr mil dólares en una hora, mi meta podría ser duplicar esa cantidad, sigue siendo alcanzable sólo la estoy volviendo retadora.


En fin, un año más ha terminado. ¿Lo terminaste bien? ¿Sí? ¡Felicitaciones!, ¿No?… ¿Qué estás esperando?

lunes, 23 de diciembre de 2013

El lado positivo de la procrastinación



Por Abner Huertas



Procrastinación. ¿Has escuchado hablar sobre ella? En el boletín “El talento y la procrastinación” de marzo del año 2012 conversamos sobre este arte, que sin lugar a duda, hacemos de él una obra maestra por el tipo de excusas que realizamos. La procrastinación es postergar una actividad por el simple hecho de no querer hacerla o como diría Timothy Pychyl no la realizamos por querer sentir una sensación de comodidad en este momento sin ver algo mejor a futuro.

En aquella ocasión nos enfocamos en cómo puede la procrastinación afectar el que nosotros podamos  alcanzar nuestros sueños, resumiendo lo que discurríamos en aquella ocasión en tres puntos es:

  1. La procrastinación para muchas personas es un hábito, es decir, llegamos a ser unos expertos en postergar lo que sabemos tenemos que hacer.
  2. La procrastinación se llega a convertir en nuestra peor enemiga al momento de querer cumplir nuestras metas, ya que nos fuerza a dejar de hacer lo que tenemos que hacer.
  3. No todo es procrastinación, pero es de sabios saber qué postergar en lugar de actuar impulsivamente.

Y es precisamente en el punto número tres donde nos centraremos. Ya que ahora veremos cuál es el lado positivo de la procrastinación. 

En el año de 1970 Walter Mischel y Ebbe B. Ebbese, ambos profesores de Standfor, realizaron un experimento sobre lo que se llamó en aquella ocasión “gratificación diferida” o el “experimento del malvavisco”.  En este experimento se consideró a un grupo de de aproximadamente 600 niños entre cuatro a seis años de edad.

El experimento consistió en darles a cada niño un malvavisco, pero a cada uno se le decía que si esperaba 20 minutos, sin comerse el malvavisco, le darían otro en recompensa. El estudio demostró que aproximadamente sólo un tercio de los niños esperaban los veinte minutos para recibir otro, en cambio, las dos terceras partes de ellos sencillamente no podían demorar en degustar el dulce.

Años después se descubrió que los niños que habían sido capaces de retrasar una gratificación actual por una mejor posterior eran más exitosos que aquellos niños que no fueron capaces de retrasar la gratificación.

En otras palabras, la capacidad de poder retrasar una gratificación actual sabiendo que podemos esperar una mejor en un periodo determinado de tiempo puede llevarnos a obtener mejores resultados.

En nuestro caso podría verse en el siguiente ejemplo: imaginemos que  alguien te dice te doy $. 1,000.00 ahora, pero si te esperas dos meses te doy el doble. ¿Serías capaz de esperar otros dos meses para obtener el doble? O ¿Preferirías tomar lo que te están dando en este momento?

Es acá donde el lado positivo de la procrastinación hace su aparición. La gratificación diferida es una habilidad que podemos adquirir cuando sabemos de antemano que la espera nos puede dar mejores resultados que una actitud precipitada.

¿Cuántas veces no hemos dejado pasar mejores oportunidades por el simple hecho de querer algo ahora?, no me mal interpretes, no digo que todo se tenga que retrasar, cuando retrasamos aquellas actividades por la gratificación de nuestra comodidad en lugar de luchar por alcanzar nuestros sueños entonces la procrastinación es tu peor enemiga, pero aunque suene paradójico, la procrastinación también puede ser nuestra mejor amiga cuando la usamos sabiamente.

El problema radica en nuestra necesidad de querer las recompensas lo antes posible. En mi libro “El crecimiento de un líder” escribí  un tema donde se habla sobre que vivimos en la generación microondas, todo lo queremos rápido y es más, es cómo cuando calientas algo en el microondas, le pones cinco minutos y todavía te preguntas ¿por qué se tarda tanto?, es cómo si estuviera grabado el deseo de querer todo inmediatamente, a pesar de que sabemos de antemano el esfuerzo en tiempo que se requiere para obtenerlo.

Muchos sueños de nuestra vida se lograran alcanzar cuando vayamos  hacia el lado positivo de la procrastinación. Cada vez que te encuentres ante una encrucijada de tomar una decisión, trata de ver más adelante, quizá si dejas pasar esta decisión la que viene tendrá mejores recompensas.

En muchas áreas de nuestra vida se puede aplicar este principio. En nuestras profesiones veremos ofertas tentadoras que nos pondrán a prueba, especialmente cuando nos hablan de dinero, pero muchas veces al pasar el tiempo la recompensa no es la que quisiéramos. Cuando lleguemos a ser capaces de evitar estas sensaciones de querer algo ahora, que son temporales, descubriremos que existe mucho mayor valor cuando decidimos diferir nuestra gratificación, en otras palabras cuando la procrastinación es positiva.

Recuerda siempre  el caso de los niños del malvavisco, muchas oportunidades se ven bien a primera vista, pero si somos capaces de diferir la gratificación de un momento podremos tener una gratificación mayor posteriormente. Haz del lado positivo de la procrastinación tu amiga.


Pychyl, T. A. (2010). The Procrastinator’s Digest: A Concise Guide to Solving the Procrastination Puzzle. Xlibris, Corp.


Posada, J. d., & Singer, E. (2005). No te comas el marshmallow todavía: El secreto para conquistar las recompensas mas dulces de lavida (Spanish Edition). Berkley Hardcover.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Milagro en el Río Hudson






El 15 de junio del año 2009, el piloto de avión Chesley Sullenberger también llamado Sully, llegó a trabajar como de costumbre. Ese día le tocaba pilotear el vuelo número 1549 con 150 pasajeros y 5 miembros de tripulación el cual despegaría del aeropuerto La Guardia en Nueva York para dirigirse a la ciudad de Charlotte, lo que Sully no sabía es que su vuelo nunca llegaría a su destino.

Durante el ascenso del vuelo 1549, algo nada complicado para un hombre con más de 42 años y 20,000 horas de experiencia, una bandada de gansos canadienses que pesaban unas 10 ó 12 libras cada uno, se dirigió hacia el avión estrellándose en las turbinas de la aeronave.

Al momento del impacto Sully sintió como la aeronave comenzó a perder fuerza en el ascenso, entonces avisó a la torre de control, ya que desde el inicio Sully estuvo en contacto con ellos, así que en ese momento les comunicó que tenían un problema.

La nave comenzaba a perder altitud y sin contar con ningún aeropuerto disponible para aterrizar, Sully comunicó al controlador que necesitaría realizar una maniobra con la cual intentaría poder salvar la vida de los 150 pasajeros y 5 tripulantes de aquella aeronave.

La torre de control dio la autorización para que Sully pudiera realizar aquella maniobra, asimismo comunicó a los pasajeros lo que ocurría y se dirigió hacia el Río Hudson esquivando los rascacielos y los barcos que navegaban por el río hasta que la aeronave amaró en el río.

Al momento de amarar Sully salió inmediatamente de la cabina e hizo el llamado de evacuar la aeronave. Al realizar el conteo de las personas todas se habían salvado, tan solo hubo pocas personas con heridas leves. Los cuerpos de socorro llegaron y Sully esperó hasta que todos los pasajeros fueran rescatados para salir de la aeronave.

Muchos llamaron a Sully “Héroe Nacional”, hasta el presidente lo llamó para felicitarlo, sin embargo, él asegura que ese título que comienza con “H”  es algo que  no merece.

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Tres claves que podemos aprender de la historia de Sully:


  1. Tú puedes ser alguien que salve la situación de alguien más cuando estás preparado y estás enfocado en lo que tienes que hacer.
  2. Así como Sully siempre estuvo en contacto con la torre de control, nosotros debemos estar en contacto directo con personas que nos puedan guiar y ayudarnos a enfocar en lo que debemos hacer.
  3. Hay que mantener la humildad por más “heroicos” que parezcan los resultados; debemos recordar que siempre hay más personas que van con nosotros y que nos ayudan a realizar estos actos.


domingo, 8 de diciembre de 2013

Ser una persona



Por Abner Huertas




Cada uno de nosotros tiene un ideal de cómo le gustaría ser; y muchas veces vamos en búsqueda de ese ideal para convertirnos en la persona que debemos ser; ser una persona que sea diferente;  ser una persona que sea capaz de moldearse ante las adversidades; ser una persona que siempre vaya con la mirada al frente; en otras palabras tan solo deseamos ser una persona.

Cuando hablo de que seamos personas me refiero exactamente a convertirnos en una persona equilibrada. Todos anhelamos tener equilibrio interno ya que las condiciones externas podrían estar en un desequilibrio total, pero si nuestra condición interna está en total equilibrio entonces nos habremos convertido en una persona libre, en una persona que está en paz.

¿Podrías decir que tu vida está equilibrada emocionalmente?, ¿Te sientes a gusto contigo mismo? ¿Qué tanta importancia le das a las opiniones de los demás? ¿Cuál es la opinión que tú tienes sobre ti?, estas preguntas son muy reveladoras, porque cuando no existe coherencia entre cada una de ellas es cuando se desata un desequilibrio dentro de nosotros y nos convierte en algo diferente.

Las condiciones externas de nuestra vida siempre estarán fuera de nuestro control, pero lo importante es considerar aquellas condiciones que sí están bajo nuestro control; y éstas son todas aquellas que habitan en lo profundo de nuestra mente y de nuestro corazón. 

Ser una persona es tener la capacidad de ser feliz autónomamente, es decir, no necesitar solamente de estímulos exteriores para sentirse feliz, aunque éstos puedan agregar un poco más a nuestra felicidad no tienen la responsabilidad de hacernos felices.

Ser una persona es saber lo que se espera de uno en la vida. Como discurríamos en el tema del mes pasado “Una vida con sentido”, convertirnos en personas es tener el conocimiento de nuestra razón de ser, del porqué estamos vivos, de saber que podemos dar algo a la sociedad.

Pero dejamos de ser personas cuando permitimos que nuestros caprichos desvíen nuestra mirada del objetivo de la vida. Dejamos de ser personas cuando nos apegamos a las cosas materiales y dejamos que sean parte inherente de nuestras vidas. Dejamos de ser personas cuando cedemos el control de nuestra vida a alguien más.

Pero lo hermoso de la vida es que siempre podemos retomar el control de ella para que se forje y se convierta realmente en una persona integra y equilibrada en cada aspecto de su vida.

Como veremos más adelante, ser persona requiere esfuerzo de nuestra parte, requiere un fuerte autoconocimiento, requiere que dejemos el enfoque hacia afuera y comencemos a ver más hacia adentro, requiere que tengamos una visión realista de nuestro ser ideal.

Ser persona es aprender a disfrutar del regalo maravilloso de la vida; ser persona es estar agradecido por tener la oportunidad de experimentar la vida. 

Acompáñame en los siguientes puntos donde aprenderemos cuatro pasos que nos ayudarán a convertirnos en personas.

Para ser persona debes conocerte a ti mismo

Es curioso que muchas veces decimos conocer a las demás personas, pero pocas veces decimos que nos conocemos a nosotros mismos.

¿Te gusta pasar tiempo contigo? ¿Te agradas tal como eres? Sabes, una de las primeras características de ser una persona es conocerse a sí misma. Tú pasas el 100% del tiempo contigo mismo, tú sabes lo que piensas, tú sabes lo que te agrada y lo que no te agrada, pero muchas veces caemos en el juego de la sombra donde aparece nuestro lado oscuro, al que decimos no conocer.

Es cierto que todos tenemos un lado oscuro, pero cuando tú te llegas a conocer a ti mismo puedes incluso llegar a negociar con tu lado oscuro, puedes llegar a conocer esa parte de ti que no te agrada; y al hacer eso habrás dado el primer paso para realmente poder crecer.

Una persona está siempre en total crecimiento y éste puede dar un salto exponencial cuando uno logra conciliarse consigo mismo. Nadie más que tú puede llegar a conocerse. Por ello toma tiempo para que converses contigo mismo. 

Hay muchas formas en las cuales puedes llegar a conocerte más,  una de las clave es comenzar a hablar contigo mismo, hazte preguntas atrevidas, realiza preguntas que siempre has querido saber sobre ti y que éstas fluyan naturalmente.

Aprender a conocerse es el paso más difícil que podamos experimentar, y por eso mismo es el más importante. Nuestro lado oscuro siempre nos acompañará, y es mejor conocerlo en lugar de tratar siempre de ocultarlo.

Si no gustas de tu propia persona es momento de que comiences a gustar de tu propia compañía. Tú eres la persona más importante para ti, y esto no es egocentrismo, es tenernos amor propio. Aprende todo lo que puedas sobre ti y te darás cuenta que con ese conocimiento tendrás la habilidad de poder encontrar tus objetivos de una manera mucho más rápida y te sentirás más seguro de la vida.

Ser una persona requiere que te conozcas a ti mismo. Atrévete a conocerte, atrévete a conocer tu lado oscuro, atrévete a verte tal como eres y como puedes llegar a ser.

Para ser una persona debes ser coherente

¿Has sufrido de mucho estrés? Antonovski (1988) menciona que las personas que tienen altos grados de coherencia en su vida tienden a padecer de menos estrés, tienen pocas conductas que dañan su salud, tanto física como mental. En otras palabras el ser una persona coherente tiene efectos beneficiosos para nuestra vida.

Ser una persona significa ser coherente. La coherencia es estar en total concordancia entre: mis pensamientos, mis acciones, mis dichos y mis expresiones. Imagina por un momento una persona que dice estar feliz pero su rostro refleja enojo, ahí no hay coherencia con lo que dice y está expresando.

La coherencia es uno de los retos al que nos enfrentaremos si queremos ser una persona equilibrada en nuestra vida. No hay razón que nos dé la mayor paz mental en nuestra vida cuando nuestros pensamientos, acciones, dichos y expresiones se corresponden uno a uno.

La falta de coherencia no siempre será fácil de detectar, muchas veces sólo tú lo sabrás y nadie más que tú sabrá lo que estás pensando, pero habrá oportunidades en las que esa falta de coherencia sí será notable.

Se dice que existen tres perspectivas diferentes con las cuales podemos determinar qué tan coherentes somos, éstas son:

  • Quién soy realmente: En otras palabras el concepto que yo tengo de mí mismo o lo que yo creo que soy en la realidad.
  • Quién es mi ideal: Es parte del concepto en quien me quiero llegar a convertir.
  • Quién dicen que soy: Es parte de lo que los demás dicen que soy.

Si dijéramos “¿Es Juan puntual?”, Juan podría decir: Yo realmente soy puntual y ser puntual es mi ideal, y al preguntarle a otra persona si Juan es puntual, entonces podemos decir que hay coherencia. Pero si alguien dice “no, Juan nunca es puntual” entonces existe incoherencia; y así podríamos hacer con diversos adjetivos calificativos.

Pero quizá lo que más nos debe interesar es construir una coherencia entre nuestros pensamientos y lo que decimos y lo que  hacemos. Cuando tú le dices a una persona que la quieres pero dentro de ti dices que la odias, estás siendo incoherente, y eso en cualquier momento de tu vida puede ser causal de enfermedades.

Cuando tú dices “sí me gustará mucho ir” pero por dentro no quieres ir, estás siendo incoherente.

¿Quiere decir que debo decir todo lo que pienso?, bueno, hay formas de expresar lo que sentimos y hacerlo con amor y respeto, pero en este aspecto lo más importante es qué tan coherente estás siendo porque de eso dependerá mucho tu paz interior.


Para ser una persona debes tener expectativa realista de ti

A algunas personas siempre les han dicho: “Tú puedes ser cualquier cosa que quieras en la vida”, creo firmemente que esto no es cierto, ni tú ni yo podemos ser cualquier cosa en la vida, si estamos en algo equivocado por más duro que trabajemos jamás lo alcanzaremos.

Quizá te estés preguntando: “Abner, ¿Me estás diciendo que no puedo alcanzar lo que quiero”, y mi respuesta es, por supuesto, que puedes alcanzar lo que anhelas, pero debe de ser una expectativa realista.

Muchas veces tendemos a creer que sólo con tener buena actitud y trabajo duro podemos ser lo que anhelamos ser, pero esto realmente lo único que hace es agregar una carga adicional a nuestra vida, cuando lo que tenemos que ver es lo que realmente podemos alcanzar. No me mal interpretes, la persona que debes ser requiere trabajo duro y retador, pero debe ser realista.

Permíteme ilustrarlo con un ejemplo. No suelo ver mucha televisión, pero en una ocasión veía un programa de cazatalentos. Como sabrás muchas personas talentosas llegan ahí buscando ser descubiertas por una empresa que los ayude a catapultarse, pero también llegan muchos que creen que tienen el talento pero cuando ves su actuación te das cuenta que no lo tienen.

Muchas de estas personas tienen la mejor de las actitudes, se han esforzado duro por entrar en esas competencias, pero desafortunadamente ni la mejor de las actitudes ni el trabajo duro les será de ayuda porque hace falta un componente principal, una meta alcanzable, es decir una meta realista.

Nuestras metas deben ser alcanzables y retadoras, pero teniendo siempre en mente que debemos poder conquistarlas. Habrá algunas que parecerán que no las podremos alcanzar pero muy dentro de nosotros sabemos que son realistas. Pero un ideal demasiado alto puede ser contraproducente, puede provocarte ansiedad e inclusive el deseo de desistir y volver a lo que anteriormente eras.

Una meta realista involucra: tu actitud, el trabajo duro que le pongas, la perseverancia con la que trabajas, la pasión que pones y el talento o la habilidad para hacerlo. Cuando estas piezas se combinan entonces sabes que tienes un sueño realista, que puedes alcanzarlo y esforzarte en ello.

Una persona también sabe que un sueño puede o no ser alcanzado, muchas veces no lo alcanzaremos pero aún así le llevaremos más ventaja a quienes no lo intentaron, y a pesar de que puede suceder que no alcances el ideal, mantendrás tu mente y corazón en completa paz.

Pare ser una persona debes darle mayor valor a tu opinión

Muchas veces caemos en lo que comúnmente llamamos ser “monedas de oro”, queremos agradar a todo el mundo, pero una persona equilibrada reconoce que la opinión que ella tenga de sí misma vale más que la opinión de otras personas.

Déjame aclarar, esto no significa no escuchar lo que los demás puedan decir, hay personas que sinceramente quieren ayudarte a mejorar y te dirán en qué áreas tienes oportunidad de crecimiento. Infortunadamente no hay muchas personas así. La mayoría te juzgará y te criticará por lo que haces, por lo que has hecho y por lo que dices que harás.

Así es la vida, todos nos criticarán de la misma manera en la cual nosotros hemos criticado a las demás personas. Una persona sabe que debe dejar de criticar, de juzgar y de condenar a los demás, porque ahí te das cuenta que a ti tampoco te agradan todas las personas.

Por eso es momento que la primera persona a quien tú le tienes que agradar es a ti misma. Debes quererte y pensar lo mejor de ti a pesar de que nuestro lado oscuro nos diga que no valemos nada.

Muchas personas no se sienten valoradas si otras personas no las hacen sentir valoradas, pero sabes qué… tú y sólo tú puedes hacerte sentir que vales oro, porque la persona más valiosa eres tú y en la medida en la cual tú sientas tu propio valor en esa misma medida podrás enseñar a otros a valorarse a ellos mismos y también tú aprenderás a valorarlos.

Una persona sabe que lo que ella piensa de sí misma vale una inmensidad a comparación de lo que otra persona pueda pensar de ti.



Conclusión

Una persona es aquella que ha llegado a comprender que debe vivir una vida equilibrada, para disfrutar el regalo que es vivir al máximo.

Una persona sabe que lo primero que debe hacer es conocerse a sí misma. Lo segundo es que sabe que tiene que ser coherente con lo que piensa, dice, hace y expresa. Lo tercero que sabe es que debe tener expectativas realistas de sí misma y lo cuarto que sabe es que su opinión es más valiosa que la de los demás.


¿Estás dispuesto a convertirte en persona?