Por Abner Huertas
En el año 2007, tomé una de las decisiones más grandes de mi vida: el crecimiento personal. Una decisión de la cual no me arrepiento, pero también de la que he aprendido.
El crecimiento personal es parte de nuestra vida. Algunas personas, con intencionalidad, decidimos hacer cambios en nuestra vida; cambios como: mejorar nuestro carácter, ser más pacientes, ser disciplinados, entre otros. Si lo pensamos por unos minutos, el crecimiento personal es algo bueno, y lo es; aun así —como muchas cosas en la vida— tiene un lado oscuro.
Quizá tú te preguntes: ¿cómo puede tener un lado oscuro el deseo de crecer?; una pregunta válida. Pareciera un cliché —el repetir siempre lo mismo— el decir que debemos crecer, debemos ser mejores personas, debemos ser mejores cada día. ¡¿Quién no quiere ser mejor?! Creo que la mayoría de nosotros, encantes ¿cuál es el lado oscuro del crecimiento personal?.
Como mencioné con anterioridad, es un cliché el que nos digan que debemos ser mejores, el lado oscuro del crecimiento personal viene cuando se presentan las siguientes situaciones:
- Cuando te dan el ideal de persona que «debes ser».
- Cuando te hacen sentir que tienes algo «mal» o que simplemente tú estás mal y yo “bien”.
- Cuando te impide aceptarte tal y como eres.
En lo personal, soy un apasionado por los temas de crecimiento personal, podría decir que por ello también he llegado a conocer su lado oscuro. Crecer es importante, hacerlo de forma correcta es más importante. Por eso quiero compartir contigo estas sombras del lado oscuro del crecimiento personal.
El ideal de quien debes ser
Desde el 2007 para este año, 2015, habré leído —no lo digo por vanagloria— más de 300 libros, de los cuales al menos unos 50 han sido solo de crecimiento personal. Muchos de estos libros me ayudaron a ser mejor persona, pero noto algo interesante: muchos de estos libros te dan un «ideal» de la persona que «debes ser».
Adler, un psicólogo que realizó estudios sobre la personalidad, comenta sobre los peligros de los “debes” y “tienes”. «Si tú quieres llegar a ser un líder, debes tener estas cualidades…», «Si quieres influir en las personas tienes que hacer esto…», de acuerdo con Adler éstas frases ayudan, sí, pero a generar estrés.
El estrés que genera el no alcanzar un «ideal» de ser, va en detrimento de nuestra persona, afectando nuestra salud. Pensemos por un momento: el “debo cambiar” o “el tengo que cambiar” es una obligación que asumimos aunque no queramos hacerlo; por otro lado, si pensamos en “quiero cambiar porque…” o “voy a cambiar porque…” nos da una perspectiva diferente porque existe el deseo interno de querer cambiar, o como lo diría en mi libro “El Crecimiento de un Líder”, nos da la intencionalidad.
Los «ideales» siempre serán eso: un ideal. Quizá se pueda alcanzar. Quizá no se pueda alcanzar. La vida es como es.
Tú tienes algo que está «mal»
De la mano del «ideal» está el «tú tienes algo mal». Cuando escuchamos a oradores hablando sobre ser mejor persona, muchas veces hay un mensaje implícito: “Tienes que mejorar porque tú estás mal”; claro que está disfrazado con otras palabras.
A criterio personal, todos tenemos algo que podemos mejorar, pero eso no significa que estemos «mal», significa que somos seres humanos. El ser humano es imperfecto, punto.
¿Existen personas malas?, sí, pero también existen buenas personas que toman malas decisiones. Una mala decisión no hace mala a una persona. Muchas veces juzgamos a las personas por sus malas decisiones, y las señalamos diciéndoles que “deben” cambiar porque están mal, ¿vas notando el patrón?.
No te aceptas tal cual eres
En una ocasión una persona me decía que quería cambiar su forma de ser porque a su pareja no le gustaba. De nuevo, tomar la decisión de cambiar puede ser muy positiva para nuestras vidas, pero “tener” que cambiar es cosa distinta.
Asimismo, otra persona me dijo en una ocasión: las parejas que duran más tiempo son aquellas en donde ambas partes ceden menos de cómo son ellas. La libertad de ser tal y cual eres da una sensación que el «tener» que cambiar no da.
La auto-aceptación es una de las herramientas en nuestro poder más importantes para vivir bien y tranquilos. Ojo, hablo de auto-aceptación, no de conformismo. Cuando el deseo de crecer no logra que nos aceptemos tal y cual somos, vale la pena ver los motivos para tal crecimiento.
El crecimiento personal es emocionante. Es una aventura. El lado oscuro del crecimiento personal tiene un objetivo: producirte un estrés y ansiedad innecesaria. El crecimiento personal tiene un objetivo y es intencional.
Cuando quieras crecer como persona y solo vienen a tu mente frases que lleven un «debes» y «tienes», pregunta si los motivos por los que quieres cambiar son relevantes o no.
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