Por Abner Huertas
Cada uno de nosotros tiene un ideal de cómo le gustaría ser; y muchas veces vamos en búsqueda de ese ideal para convertirnos en la persona que debemos ser; ser una persona que sea diferente; ser una persona que sea capaz de moldearse ante las adversidades; ser una persona que siempre vaya con la mirada al frente; en otras palabras tan solo deseamos ser una persona.
Cuando hablo de que seamos personas me refiero exactamente a convertirnos en una persona equilibrada. Todos anhelamos tener equilibrio interno ya que las condiciones externas podrían estar en un desequilibrio total, pero si nuestra condición interna está en total equilibrio entonces nos habremos convertido en una persona libre, en una persona que está en paz.
¿Podrías decir que tu vida está equilibrada emocionalmente?, ¿Te sientes a gusto contigo mismo? ¿Qué tanta importancia le das a las opiniones de los demás? ¿Cuál es la opinión que tú tienes sobre ti?, estas preguntas son muy reveladoras, porque cuando no existe coherencia entre cada una de ellas es cuando se desata un desequilibrio dentro de nosotros y nos convierte en algo diferente.
Las condiciones externas de nuestra vida siempre estarán fuera de nuestro control, pero lo importante es considerar aquellas condiciones que sí están bajo nuestro control; y éstas son todas aquellas que habitan en lo profundo de nuestra mente y de nuestro corazón.
Ser una persona es tener la capacidad de ser feliz autónomamente, es decir, no necesitar solamente de estímulos exteriores para sentirse feliz, aunque éstos puedan agregar un poco más a nuestra felicidad no tienen la responsabilidad de hacernos felices.
Ser una persona es saber lo que se espera de uno en la vida. Como discurríamos en el tema del mes pasado “Una vida con sentido”, convertirnos en personas es tener el conocimiento de nuestra razón de ser, del porqué estamos vivos, de saber que podemos dar algo a la sociedad.
Pero dejamos de ser personas cuando permitimos que nuestros caprichos desvíen nuestra mirada del objetivo de la vida. Dejamos de ser personas cuando nos apegamos a las cosas materiales y dejamos que sean parte inherente de nuestras vidas. Dejamos de ser personas cuando cedemos el control de nuestra vida a alguien más.
Pero lo hermoso de la vida es que siempre podemos retomar el control de ella para que se forje y se convierta realmente en una persona integra y equilibrada en cada aspecto de su vida.
Como veremos más adelante, ser persona requiere esfuerzo de nuestra parte, requiere un fuerte autoconocimiento, requiere que dejemos el enfoque hacia afuera y comencemos a ver más hacia adentro, requiere que tengamos una visión realista de nuestro ser ideal.
Ser persona es aprender a disfrutar del regalo maravilloso de la vida; ser persona es estar agradecido por tener la oportunidad de experimentar la vida.
Acompáñame en los siguientes puntos donde aprenderemos cuatro pasos que nos ayudarán a convertirnos en personas.
Para ser persona debes conocerte a ti mismo
Es curioso que muchas veces decimos conocer a las demás personas, pero pocas veces decimos que nos conocemos a nosotros mismos.
¿Te gusta pasar tiempo contigo? ¿Te agradas tal como eres? Sabes, una de las primeras características de ser una persona es conocerse a sí misma. Tú pasas el 100% del tiempo contigo mismo, tú sabes lo que piensas, tú sabes lo que te agrada y lo que no te agrada, pero muchas veces caemos en el juego de la sombra donde aparece nuestro lado oscuro, al que decimos no conocer.
Es cierto que todos tenemos un lado oscuro, pero cuando tú te llegas a conocer a ti mismo puedes incluso llegar a negociar con tu lado oscuro, puedes llegar a conocer esa parte de ti que no te agrada; y al hacer eso habrás dado el primer paso para realmente poder crecer.
Una persona está siempre en total crecimiento y éste puede dar un salto exponencial cuando uno logra conciliarse consigo mismo. Nadie más que tú puede llegar a conocerse. Por ello toma tiempo para que converses contigo mismo.
Hay muchas formas en las cuales puedes llegar a conocerte más, una de las clave es comenzar a hablar contigo mismo, hazte preguntas atrevidas, realiza preguntas que siempre has querido saber sobre ti y que éstas fluyan naturalmente.
Aprender a conocerse es el paso más difícil que podamos experimentar, y por eso mismo es el más importante. Nuestro lado oscuro siempre nos acompañará, y es mejor conocerlo en lugar de tratar siempre de ocultarlo.
Si no gustas de tu propia persona es momento de que comiences a gustar de tu propia compañía. Tú eres la persona más importante para ti, y esto no es egocentrismo, es tenernos amor propio. Aprende todo lo que puedas sobre ti y te darás cuenta que con ese conocimiento tendrás la habilidad de poder encontrar tus objetivos de una manera mucho más rápida y te sentirás más seguro de la vida.
Ser una persona requiere que te conozcas a ti mismo. Atrévete a conocerte, atrévete a conocer tu lado oscuro, atrévete a verte tal como eres y como puedes llegar a ser.
Para ser una persona debes ser coherente
¿Has sufrido de mucho estrés? Antonovski (1988) menciona que las personas que tienen altos grados de coherencia en su vida tienden a padecer de menos estrés, tienen pocas conductas que dañan su salud, tanto física como mental. En otras palabras el ser una persona coherente tiene efectos beneficiosos para nuestra vida.
Ser una persona significa ser coherente. La coherencia es estar en total concordancia entre: mis pensamientos, mis acciones, mis dichos y mis expresiones. Imagina por un momento una persona que dice estar feliz pero su rostro refleja enojo, ahí no hay coherencia con lo que dice y está expresando.
La coherencia es uno de los retos al que nos enfrentaremos si queremos ser una persona equilibrada en nuestra vida. No hay razón que nos dé la mayor paz mental en nuestra vida cuando nuestros pensamientos, acciones, dichos y expresiones se corresponden uno a uno.
La falta de coherencia no siempre será fácil de detectar, muchas veces sólo tú lo sabrás y nadie más que tú sabrá lo que estás pensando, pero habrá oportunidades en las que esa falta de coherencia sí será notable.
Se dice que existen tres perspectivas diferentes con las cuales podemos determinar qué tan coherentes somos, éstas son:
- Quién soy realmente: En otras palabras el concepto que yo tengo de mí mismo o lo que yo creo que soy en la realidad.
- Quién es mi ideal: Es parte del concepto en quien me quiero llegar a convertir.
- Quién dicen que soy: Es parte de lo que los demás dicen que soy.
Si dijéramos “¿Es Juan puntual?”, Juan podría decir: Yo realmente soy puntual y ser puntual es mi ideal, y al preguntarle a otra persona si Juan es puntual, entonces podemos decir que hay coherencia. Pero si alguien dice “no, Juan nunca es puntual” entonces existe incoherencia; y así podríamos hacer con diversos adjetivos calificativos.
Pero quizá lo que más nos debe interesar es construir una coherencia entre nuestros pensamientos y lo que decimos y lo que hacemos. Cuando tú le dices a una persona que la quieres pero dentro de ti dices que la odias, estás siendo incoherente, y eso en cualquier momento de tu vida puede ser causal de enfermedades.
Cuando tú dices “sí me gustará mucho ir” pero por dentro no quieres ir, estás siendo incoherente.
¿Quiere decir que debo decir todo lo que pienso?, bueno, hay formas de expresar lo que sentimos y hacerlo con amor y respeto, pero en este aspecto lo más importante es qué tan coherente estás siendo porque de eso dependerá mucho tu paz interior.
Para ser una persona debes tener expectativa realista de ti
A algunas personas siempre les han dicho: “Tú puedes ser cualquier cosa que quieras en la vida”, creo firmemente que esto no es cierto, ni tú ni yo podemos ser cualquier cosa en la vida, si estamos en algo equivocado por más duro que trabajemos jamás lo alcanzaremos.
Quizá te estés preguntando: “Abner, ¿Me estás diciendo que no puedo alcanzar lo que quiero”, y mi respuesta es, por supuesto, que puedes alcanzar lo que anhelas, pero debe de ser una expectativa realista.
Muchas veces tendemos a creer que sólo con tener buena actitud y trabajo duro podemos ser lo que anhelamos ser, pero esto realmente lo único que hace es agregar una carga adicional a nuestra vida, cuando lo que tenemos que ver es lo que realmente podemos alcanzar. No me mal interpretes, la persona que debes ser requiere trabajo duro y retador, pero debe ser realista.
Permíteme ilustrarlo con un ejemplo. No suelo ver mucha televisión, pero en una ocasión veía un programa de cazatalentos. Como sabrás muchas personas talentosas llegan ahí buscando ser descubiertas por una empresa que los ayude a catapultarse, pero también llegan muchos que creen que tienen el talento pero cuando ves su actuación te das cuenta que no lo tienen.
Muchas de estas personas tienen la mejor de las actitudes, se han esforzado duro por entrar en esas competencias, pero desafortunadamente ni la mejor de las actitudes ni el trabajo duro les será de ayuda porque hace falta un componente principal, una meta alcanzable, es decir una meta realista.
Nuestras metas deben ser alcanzables y retadoras, pero teniendo siempre en mente que debemos poder conquistarlas. Habrá algunas que parecerán que no las podremos alcanzar pero muy dentro de nosotros sabemos que son realistas. Pero un ideal demasiado alto puede ser contraproducente, puede provocarte ansiedad e inclusive el deseo de desistir y volver a lo que anteriormente eras.
Una meta realista involucra: tu actitud, el trabajo duro que le pongas, la perseverancia con la que trabajas, la pasión que pones y el talento o la habilidad para hacerlo. Cuando estas piezas se combinan entonces sabes que tienes un sueño realista, que puedes alcanzarlo y esforzarte en ello.
Una persona también sabe que un sueño puede o no ser alcanzado, muchas veces no lo alcanzaremos pero aún así le llevaremos más ventaja a quienes no lo intentaron, y a pesar de que puede suceder que no alcances el ideal, mantendrás tu mente y corazón en completa paz.
Pare ser una persona debes darle mayor valor a tu opinión
Muchas veces caemos en lo que comúnmente llamamos ser “monedas de oro”, queremos agradar a todo el mundo, pero una persona equilibrada reconoce que la opinión que ella tenga de sí misma vale más que la opinión de otras personas.
Déjame aclarar, esto no significa no escuchar lo que los demás puedan decir, hay personas que sinceramente quieren ayudarte a mejorar y te dirán en qué áreas tienes oportunidad de crecimiento. Infortunadamente no hay muchas personas así. La mayoría te juzgará y te criticará por lo que haces, por lo que has hecho y por lo que dices que harás.
Así es la vida, todos nos criticarán de la misma manera en la cual nosotros hemos criticado a las demás personas. Una persona sabe que debe dejar de criticar, de juzgar y de condenar a los demás, porque ahí te das cuenta que a ti tampoco te agradan todas las personas.
Por eso es momento que la primera persona a quien tú le tienes que agradar es a ti misma. Debes quererte y pensar lo mejor de ti a pesar de que nuestro lado oscuro nos diga que no valemos nada.
Muchas personas no se sienten valoradas si otras personas no las hacen sentir valoradas, pero sabes qué… tú y sólo tú puedes hacerte sentir que vales oro, porque la persona más valiosa eres tú y en la medida en la cual tú sientas tu propio valor en esa misma medida podrás enseñar a otros a valorarse a ellos mismos y también tú aprenderás a valorarlos.
Una persona sabe que lo que ella piensa de sí misma vale una inmensidad a comparación de lo que otra persona pueda pensar de ti.
Conclusión
Una persona es aquella que ha llegado a comprender que debe vivir una vida equilibrada, para disfrutar el regalo que es vivir al máximo.
Una persona sabe que lo primero que debe hacer es conocerse a sí misma. Lo segundo es que sabe que tiene que ser coherente con lo que piensa, dice, hace y expresa. Lo tercero que sabe es que debe tener expectativas realistas de sí misma y lo cuarto que sabe es que su opinión es más valiosa que la de los demás.
¿Estás dispuesto a convertirte en persona?